Se basa en el sistema de clasificación desarrollado por Arthur Casagrande, pero con ciertas modificaciones, puede ser aplicado a la mayoría de los materiales sin consolidar y se representa mediante un símbolo de 2 letras, para clasificar un suelo habrá que realizar previamente una granulometría mediante un tamizado y la obtención de los límites de Atterberg. El sistema cubre los suelos gruesos y los finos, distinguiendo ambos por el cribado a través de la malla 200, las partículas gruesas son mayores que dicha malla y por supuesto las finas, menores, un suelo grueso se considera de esta forma si más del 50% de sus partículas son gruesas, en cambio, un suelo fino es considerado así si más del 50% de sus partículas, en peso, son finas (Badillo & Rodríguez, 1974). 

Suelos Gruesos

Las gravas y las arenas se separan por la malla N°4, de manera que un suelo permanece al grupo genérico G, si más del 50% de su fracción gruesa no pasa la malla N°4, y es del grupo genérico S, en caso contrario (Badillo & Rodríguez, 1974). 

Suelos Finos

En este caso el Sistema considera a los suelos agrupados (M, C, O) , si es menor del 50%, si son suelos de compresibilidad baja o media, se añade el símbolo genérico L, los suelos finos con limite liquido mayor a 50%, o sea alta compresibilidad, se le agrega el símbolo genérico H (Badillo & Rodríguez, 1974). 

Los suelos altamente orgánicos (PT) se refiere a turbas y suelos pantanosos, con alto contenido de agua y presencia de material vegetal (tallos, hojas, etc).