El estado de consistencia de un suelo es la condición física de una mezcla uniforme de suelo y agua. La consistencia del suelo puede estimarse en el campo mediante ensayos sencillos, o medirse con mayor precisión en el laboratorio.

     El contenido de agua con que se produce el cambio entre estados de consistencia varia de un suelo a otro y para conocer este rango de humedades se han desarrollado diferentes criterios, aunque el método más usado en la actualidad corresponde al ideado por Atterberg que consiste en proponer una serie de fases generales que desde su juicio experimenta un suelo al secarse, considerando que no existen cualidades distintivas entre sus fronteras.

Los estados de consistencia, propuestos por Atterberg son (Badillo & González, 2005):

     1. Estado líquido.

    2. Estado semilíquido.

    3. Estado plástico.

    4. Estado semisólido.

    5. Estado sólido.

     El establecimiento de los estados de consistencia ha de hacerse en forma puramente convencional. Siendo precisamente Atterberg quien estableció las primeras convenciones para ello, bajo el nombre general de límites de consistencia. 

En la actualidad, los ensayos para la determinación de los estados de consistencia son los que, con más asiduidad se practican en los laboratorios de mecánica de suelos debido a su gran importancia.

Su utilidad recae en la amplia estadística existente debida a la gran cantidad de ensayos realizados y a su naturaleza, desatacando la facilidad y rapidez con la que se llevan a cabo sus procedimientos.

Los usos prácticos más comunes de los estados de consistencia propuestos por Atterberg son:

1. Clasificación descriptiva de suelos.
2. Determinación de la humedad óptima de compactación.
3. Cálculo aproximado de asentamientos en suelos.
4. Determinación de la consistencia relativa del suelo.
5. Identificación de suelos expansivos.